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Berlín (Alemania): que ver y que hacer en esta ciudad tan histórica como moderna

Foto del escritor: Memo ViajeMemo Viaje

Berlín es la capital de Alemania y un centro donde se desarrollaron parte de los actos más importantes - y atroces - de la humanidad. La ciudad tiene sectores muy modernos y otros que permanecen como inalterables retratos de una historia que marcó no sólo el holocausto, sino también la guerra fría entre el mundo capitalista y el mundo socialista.





De esto último surge precisamente que la East Side Gallery, sea uno de los puntos de mayor interés de la ciudad. Es una zona del Muro de Berlín original, ese mismo que el propio pueblo alemán se encargó de destruir en el 1989 para levantar de una vez por todas la separación entre las dos Alemanias y que actualmente está intervenida con murales de diseños variados y originales.






Tengo que admitir que me cuesta bastante escribir sobre esta ciudad porque siento que no llegué a conocerla en profundidad ni en su esencia principal, por lo que es una deuda pendiente volver a visitarla.


¿Cómo pensar a Berlín dividida en dos? Es francamente imposible si uno lo piensa en la actualidad. Parte de la ciudad está atravesada por una franja pintada que se sitúa donde antes estaba el muro y es realmente inimaginable pensar que no se podía atravesar de un lugar a otro. Lo que hoy surge como una ciudad pujante, moderna, pacífica y uniforme antes fue un campo de batalla que destruyó prácticamente todo lo construido. A veces la realidad supera largamente los alcances de la ficción.


Pero no sólo el muro de Berlín es parte de los vínculos históricos con la Segunda Guerra Mundial que se pueden observar en la ciudad. El Monumento al Holocausto es un lugar donde literalmente, se ponen los pelos de punta.


La intervención artística simula un sinnúmero de ataúdes que ubicados estratégicamente a distintas alturas nos insta a reflexionar sobre el genocidio al pueblo judío encarnado por parte de las políticas de exterminio Nazis.





Dependiendo de donde uno se pare, pareciera que las tumbas son infinitas, que no tienen un principio ni mucho menos un final. Todo te transporta a un lugar donde la muerte tiene una presencia tan fuerte que por momentos, cuando se atraviesan las piezas de concreto de mayor altura, transmiten una sensación de ser uno mismo quien está enterrado vivo en una sensación asfixiante y agobiante, abrumadora.





No es un lugar grato de conocer, pero para los que nos interesamos en conocer un poco más sobre la atrocidad mundial de la Segunda Guerra, es una visita muy movilizante.


Pero como decías mas arriba, Berlín es hoy una ciudad moderna y que se caracteriza por ser una ciudad altamente inclusiva. Pese a que está marcada a fuego por la historia, logró abandonar el estigma de teatro de operaciones bélico para ser hoy un centro de interés de turismo de mucha variedad.


Alexanderplatz es uno de los lugares modernos que podemos encontrar y el icónico reloj mundo mundial (la primer foto es de ahí) está junto a una interminable serie de locales comerciales y oficinas nos ubica en una especie de microcentro de la ciudad. Allí podremos encontrar por ejemplo locales como Primark, una tienda de ropa muy económica y de buena calidad que es muy recomendable de visitar.


La Puerta de Brandemburgo es otro de los símbolos de la ciudad, un lugar a visitar para llevarte una de las postales más clásicas de toda Alemania. Es una construcción bastante imponente y el espectáculo de luces que tenía al momento en que la visitamos estaba muy bueno, pues se proyectaban en su frente las banderas de distintos países del mundo.


También la ciudad cuenta con uno de los zoológicos más grandes del mundo y con una gran variedad de especies. Los osos pandas son la atracción principal, pero la última pareja fue llevada al lugar en 2017, por lo que no alcanzamos a verla. Acá te dejo el post en instragram donde cuento un poco sobre nuestra visita y características del zoo.





Pero ya que estamos hablando de las redes sociales, había adelantado que en esta ciudad nos alojamos en un hostel que era un tanto particular....


"Three little pigs" o "Tres chachitos", es el nombre del lugar, que si nos guiamos por su nombre parece absolutamente simpático e inocente. Bueno, siendo 100% no es que tenga conocimiento que en el lugar pasó algo malo, pero tengo que confesar que tanto a mi como a Agus, gran parte del lugar nos pareció aterrador.


El hostel funciona en un ex convento del Siglo XIX y tiene unos pasillos ENORMES y LAAAARGOS que te hacen recordar - cuando están poco iluminados - a una auténtica película de terror. Ninguno de los dos es demasiado supersticioso, pero esa mezcla sonora de un silencio de ultratumba, una semi penumbra y un pasillo circula con muy pocas separaciones que parece infinito, te hace creer que en cualquier momento va a salir algún asesino con un cuchillo y te va a correr por todo el lugar....


Quitándole un poco de dramatismo, la verdad es que tanto las habitaciones que funcionan en las antiguas celdas de los sacerdotes y monjas, como la sala de estar son súper confortables, amplias y acogedoras... el problema son los pasillos...


La habitación que alquilamos era de baño compartido y eran bastante amplios, con muchas unidades de duchas y sanitarios disponibles. Cuando fuimos había grupos de chicos y chicas - parecían estudiantes de secundaria alemanes - que estaban alojados en el lugar. Si bien se reunían en sus habitaciones y hacían algo de ruido la verdad es que no se sentía ningún sonido en nuestro cuarto, sólo te dabas cuenta de su presencia cuando tenías que ir por esos terroríficos pasillos al baño.


También el lugar contaba con una cocina compartida en la que teníamos los utencillos básicos para cocinar y poder comer algo preparado por vos mismo. Los supermercados tienen precios similares a los de Argentina - y el resto de Europa - en los productos básicos, aplicando el cambio con impuestos y todo.


Una de las anécdotas de esta viaje está vinculado a una compra en un supermercado. Teníamos ganas de probar una cerveza alemana y por eso cuando fuimos a un super que estaba cerca del hostel fuímos a la góndola de las birras. Había muchísima variedad, pero nos llamó la atención que todas estaban calientes, no había casi ninguna fría...


Dimos una vuelta más y encontramos una heladera con unos porrones que tenían pinta de alguna cerveza saborizada y como estaban escritas en alemán las agarramos. Llegamos al hostel, nos sentamos a comer, las abrimos y las probamos, tenían un gusto bastante particular a limón.... cuando buscamos la traducción de lo que decía la etiqueta nos dimos cuenta que era sin alcohol...


Es que para desalentar un poco el consumo, había una normativa que impedía a los comercios vender cerveza con alcohol fría... Entonces si querés tomarte una birrita en Alemanía acordate de comprarla con tiempo como para poder enfriarla...


Finalmente y para no extenderme demasiado, tengo que hablar un poquito sobre nuestra experiencia con los berlineses.... La verdad es que nos costó bastante poder comunicarnos con ellos... obviamente yo menos 10... no sabía prácticamente nada de inglés, mucho menos de alemán...


Pero a Agus que nunca ha tenido problemas para comunicarse, también le costó un poco más que en el resto de las ciudades encontrar personas que nos puedan brindar indicaciones sobre como llegar a algún lugar...


Con esto no quiero decir que la gente no haya sido atenta o amable, sino que lo cierto es que no nos resultó tan fácil poder transportarnos en esta ciudad.


Se que quedan muchísimas cosas para decir de esta ciudad, pero como decía más arriba, no logré sentir que llegué a conocerla del todo por eso me cuesta poder describirla mucho más en detalle. Es una deuda pendiente volver y adentrarme más en su idiosincrasia, pero me interesaría mucho saber que opinás vos de esta ciudad si es que la conocés...


Como siempre les digo, cualquier sugerencia o comentario es súper agradecido, siempre es bueno saber que del otro lado leen y valoran estas historias...


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